miércoles, 10 de junio de 2015

Marcas para toda la vida

Como pudiera ser que una cicatriz
me evocara hacia aquellos tiempos?..

Aquel aroma natural de pueblo
con su brisa cálida tirando a fresca
hierba, hierba y mucha hierba
mi pequeña Luna me lamía
y yo continuaba llorando,
 pero sabía a quién acudir.

Ella, que por fin había encontrado
su momento de tranquilidad
tras horas de complacimiento 
a todos sus comensales, invitados, familia..

Me tendió su mano, fina y suave
con ligeras arrugas 
que hasta me parecían preciosas.
Me besó, maldijo al suelo
por haberse cruzado conmigo
(pese a no haber sido así la historia)

Me cantó, esa canción de la rana 
que nunca me cansaba de oir..

Aquella, según mi criterio, gran herida
me hizo ver que no todas las pendientes
son para bajar
que la vida no es siempre para llorar
que existen labios dispuestos a ayudar.

Y sí, fue aquel dolor momentáneo 
  el que se ha convertido en algo
   que ahora 
        realmente extraño.